Cómo funciona Xofigo para el cáncer de próstata
Xofigo se compone de un isótopo radiactivo de radio, que se llama radio-223. El radio-223 es un emisor beta muy débil, lo que significa que emite radiación de baja energía que sólo puede viajar una distancia corta. Esto permite a Xofigo administrar radiación directamente a las células cancerosas de los huesos sin dañar el tejido sano cercano.
Cuando Xofigo se inyecta en el torrente sanguíneo, viaja a los huesos y es absorbido por las células cancerosas. La radiación emitida por Xofigo daña el ADN de las células cancerosas y provoca su muerte.
Generalmente, Xofigo se administra una vez al mes durante 6 meses. Por lo general, se administra en combinación con otros tratamientos para el cáncer de próstata, como quimioterapia o terapia hormonal.
Xofigo puede provocar efectos secundarios, como náuseas, vómitos, fatiga, estreñimiento y dolor de huesos. Estos efectos secundarios suelen ser leves y desaparecen al cabo de unas semanas.
¿Qué tan efectivo es Xofigo?
Se ha demostrado que Xofigo es eficaz en el tratamiento del cáncer de próstata que se ha extendido a los huesos. En ensayos clínicos, se demostró que Xofigo reduce el riesgo de muerte en un 30% en hombres con cáncer de próstata metastásico. Xofigo también ayudó a mejorar el dolor de huesos y otros síntomas del cáncer de próstata.
¿Quién es un buen candidato para Xofigo?
Xofigo es un buen candidato para hombres con cáncer de próstata que se ha extendido a los huesos. Por lo general, se usa en hombres en los que otros tratamientos para el cáncer de próstata han fracasado, como la quimioterapia o la terapia hormonal.
¿Cómo se administra Xofigo?
Xofigo se administra mediante inyección intravenosa (IV). Por lo general, se administra una vez al mes durante 6 meses.
¿Cuáles son los efectos secundarios de Xofigo?
Xofigo puede provocar efectos secundarios, como náuseas, vómitos, fatiga, estreñimiento y dolor de huesos. Estos efectos secundarios suelen ser leves y desaparecen al cabo de unas semanas.
¿Xofigo es seguro?
Xofigo es un tratamiento seguro y eficaz para el cáncer de próstata que se ha extendido a los huesos. Se ha estudiado en ensayos clínicos y se ha demostrado que es eficaz para reducir el riesgo de muerte y mejorar los síntomas.