¿Qué tiene que ver un alérgeno con una alergia alimentaria?

Un alérgeno juega un papel crucial en el desencadenamiento de una alergia alimentaria. En las personas con alergias alimentarias, su sistema inmunológico identifica erróneamente una proteína o un alérgeno alimentario específico como una sustancia nociva. Esta proteína, conocida como alérgeno, se puede encontrar en diversos alimentos como el maní, la leche, los huevos, el trigo, la soja, los mariscos y determinadas frutas o verduras.

Cuando una persona consume un alimento que contiene el alérgeno, su sistema inmunológico reacciona de forma exagerada produciendo anticuerpos llamados inmunoglobulina E (IgE). Estos anticuerpos IgE se unen a células específicas llamadas mastocitos, que se encuentran en varios tejidos de todo el cuerpo. Tras la exposición posterior al mismo alérgeno, los anticuerpos IgE unidos a los mastocitos desencadenan la liberación de varios mediadores químicos, como la histamina y la triptasa.

La liberación de estos mediadores químicos provoca una variedad de síntomas que caracterizan una alergia alimentaria. Estos síntomas pueden variar en gravedad y pueden incluir:

1. Reacciones cutáneas :Urticaria, enrojecimiento, hinchazón o picazón en la piel.

2. Síntomas gastrointestinales :Dolor abdominal, náuseas, vómitos o diarrea.

3. Síntomas respiratorios :Dificultad para respirar, sibilancias o secreción nasal.

4. Síntomas cardiovasculares :Presión arterial baja, mareos o desmayos (anafilaxia).

5. Otros síntomas :Hinchazón de la cara, labios o garganta; ojos llorosos o con picazón; o una sensación de hormigueo en la boca o la garganta.

La gravedad de una reacción alérgica a los alimentos puede variar desde leve hasta potencialmente mortal. En algunos casos, una reacción alérgica puede progresar rápidamente hasta convertirse en anafilaxia, que es una emergencia médica que requiere tratamiento inmediato con epinefrina (adrenalina) y atención médica.

Es importante que las personas con alergias alimentarias eviten la exposición a los alérgenos específicos que desencadenan sus reacciones. Esto se puede lograr leyendo atentamente las etiquetas de los alimentos, siendo consciente de los posibles riesgos de contaminación cruzada y discutiendo estrategias de manejo de alérgenos con profesionales de la salud y nutricionistas.