¿Cómo afecta la altitud a los pulmones?
El principal efecto de la altitud en los pulmones es la hipoxia, que es una deficiencia de oxígeno. A medida que aumenta la altitud, el aire se vuelve más fino y la presión parcial de oxígeno (PO2) disminuye. Esto significa que hay menos oxígeno disponible para que lo absorban los pulmones.
Hiperventilación
En respuesta a la hipoxia, el cuerpo aumenta su frecuencia y profundidad respiratoria. Esto se conoce como hiperventilación. La hiperventilación ayuda a aumentar la cantidad de oxígeno que absorben los pulmones, pero también puede provocar alcalosis respiratoria, que es una afección en la que el pH de la sangre se vuelve demasiado alcalino.
Edema pulmonar
En altitudes elevadas, los pulmones pueden llenarse de líquido, una afección conocida como edema pulmonar. Esto se debe a que la gran altitud hace que los capilares de los pulmones tengan fugas, lo que permite que el líquido se filtre hacia los alvéolos. El edema pulmonar puede ser una afección grave y provocar la muerte si no se trata a tiempo.
Mal crónico de montaña
Las personas que viven a gran altura durante largos períodos de tiempo pueden desarrollar el mal de montaña crónico (CMS). CMS es una afección que se caracteriza por una serie de síntomas, que incluyen dificultad para respirar, fatiga, dolor de cabeza y náuseas. El CMS puede ser una condición debilitante y puede dificultar la vida en altitudes elevadas.
Adaptación a la altitud
Con el tiempo, el cuerpo puede adaptarse a los efectos de la altitud. Este proceso se conoce como adaptación a la altitud. La adaptación a la altitud ocurre cuando el cuerpo realiza una serie de cambios, incluido el aumento de la cantidad de glóbulos rojos, que transportan oxígeno.
La adaptación a la altitud puede llevar varias semanas o meses y el grado de adaptación varía de persona a persona. Algunas personas pueden adaptarse a grandes altitudes sin ningún problema, mientras que otras pueden experimentar síntomas importantes.