¿Qué harán los glóbulos rojos si se mezclan con anticuerpos?
La gravedad de la reacción depende de la cantidad de anticuerpos presentes y de la fuerza de la unión entre los anticuerpos y los antígenos. En algunos casos, una pequeña cantidad de anticuerpos puede provocar sólo una aglutinación leve, mientras que en otros casos, una gran cantidad de anticuerpos puede provocar la destrucción completa de los glóbulos rojos.
El tipo más común de destrucción de glóbulos rojos mediada por anticuerpos se llama anemia hemolítica. La anemia hemolítica puede ser causada por una variedad de factores, incluidos trastornos autoinmunes, infecciones y ciertos medicamentos. En la anemia hemolítica autoinmune, el sistema inmunológico del cuerpo produce anticuerpos que atacan a sus propios glóbulos rojos. En la anemia hemolítica infecciosa, los anticuerpos se producen en respuesta a una infección y estos anticuerpos pueden tener una reacción cruzada con los glóbulos rojos. Ciertos medicamentos, como la penicilina y las cefalosporinas, también pueden unirse a los glóbulos rojos y provocar anemia hemolítica.
Los síntomas de la anemia hemolítica pueden incluir fatiga, debilidad, piel pálida, dificultad para respirar e ictericia. En casos graves, la anemia hemolítica puede ser mortal. El tratamiento de la anemia hemolítica generalmente implica detener la causa de la producción de anticuerpos, como tratar una infección o suspender un medicamento. En algunos casos, pueden ser necesarias transfusiones de sangre para reemplazar los glóbulos rojos destruidos.