¿Cómo se producen coágulos de sangre debido a una enfermedad hepática?

Las personas con enfermedad hepática pueden desarrollar coágulos sanguíneos por varias razones:

- Reducción de la producción de factores de coagulación: El hígado produce proteínas llamadas factores de coagulación, que son necesarias para que la sangre se coagule. En la enfermedad hepática, es posible que el hígado no pueda producir suficientes factores de coagulación, lo que puede provocar un mayor riesgo de hemorragia. Sin embargo, en algunos casos, la enfermedad hepática también puede provocar la producción de factores de coagulación anormales, que pueden aumentar el riesgo de coágulos sanguíneos.

- Niveles elevados de fibrinógeno: El fibrinógeno es una proteína que participa en la formación de coágulos sanguíneos. En la enfermedad hepática, el hígado puede producir niveles más altos de fibrinógeno, lo que puede aumentar aún más el riesgo de coágulos sanguíneos.

- Función plaquetaria anormal: Las plaquetas son pequeñas células de la sangre que ayudan a detener el sangrado al agruparse y formar un tapón en el lugar de una lesión. En la enfermedad hepática, es posible que las plaquetas no funcionen correctamente, lo que también puede aumentar el riesgo de hemorragia.

- Niveles elevados de marcadores inflamatorios: La enfermedad hepática puede causar inflamación, lo que puede provocar la liberación de marcadores inflamatorios en el torrente sanguíneo. Estos marcadores inflamatorios pueden activar la cascada de coagulación, lo que puede aumentar el riesgo de coágulos sanguíneos.

Los coágulos de sangre también pueden ocurrir en personas con enfermedad hepática debido a otros factores, como:

- Inmovilidad: Las personas con enfermedad hepática pueden tener menos movilidad, lo que puede aumentar el riesgo de formación de coágulos de sangre en las piernas.

- Cirugía: Las personas con enfermedad hepática pueden someterse a cirugía, lo que también puede aumentar el riesgo de formación de coágulos sanguíneos.

- Medicamentos: Algunos medicamentos utilizados para tratar la enfermedad hepática también pueden aumentar el riesgo de formación de coágulos sanguíneos.