La tularemia puede ser mortal si no se trata, con una tasa de mortalidad que oscila entre el 5% y el 15%. Sin embargo, con un diagnóstico temprano y un tratamiento antibiótico adecuado, la tasa de mortalidad se puede reducir a menos del 1%. La mortalidad está influenciada por varios factores, incluida la ruta de infección y la cepa de bacteria involucrada. El reconocimiento temprano y la intervención médica inmediata son cruciales para prevenir complicaciones graves y reducir el riesgo de muerte.