¿Cuánto dura el tratamiento no quirúrgico Ponseti para la reparación del pie zambo?

El método Ponseti, un tratamiento no quirúrgico para el pie zambo, suele tardar entre 6 y 9 meses en completarse. Aquí hay un desglose general del cronograma del tratamiento:

1. Casting inicial :El tratamiento comienza con una serie de suaves manipulaciones y yesos. Esto lo hace un profesional médico, generalmente un especialista en ortopedia pediátrica, para corregir gradualmente la posición del pie. El yeso inicial se aplica durante unos 7 a 10 días.

2. Transmisión en serie :Después del yeso inicial, el bebé se someterá a una serie de cambios de yeso semanales o quincenales. Cada yeso ayuda a corregir aún más la posición del pie y acercarlo gradualmente a la posición anatómica normal. Esta fase suele durar de 5 a 6 semanas.

3. Tenotomía de Aquiles :En algunos casos, si el tendón de Aquiles está demasiado tenso, puede ser necesario un procedimiento quirúrgico menor llamado tenotomía de Aquiles. Esto se hace para liberar la tensión en el tendón y permitir una mejor corrección. Suele realizarse cuando el pie está cerca de la posición deseada, alrededor de la 5ª o 6ª semana de tratamiento.

4. Aparato ortopédico para abducción del pie (FAB) :Después de la fase de yeso, el bebé pasará a usar un aparato ortopédico especial para abducción del pie (FAB). El aparato ortopédico ayuda a mantener la posición correcta de los pies y a prevenir recaídas. El aparato ortopédico se usa a tiempo completo durante 23 horas al día, excepto durante el baño, durante aproximadamente 3 meses.

5. Observación y Seguimiento :Una vez completada la fase de refuerzo, se controlará al niño periódicamente para garantizar que se mantenga la corrección y que no haya complicaciones. Las citas de seguimiento generalmente se programan cada pocos meses durante el primer año y luego anualmente.

Es importante tener en cuenta que el cronograma específico y el plan de tratamiento pueden variar según la gravedad del pie zambo y la respuesta individual al tratamiento. Los chequeos periódicos y la comunicación con el equipo de atención médica son cruciales durante todo el proceso para garantizar una corrección exitosa.