Usar mantequilla para enfriar una quemadura puede empeorar la lesión y dificultar el proceso de curación. La mantequilla actúa como una barrera, atrapando el calor dentro del área afectada y prolongando la sensación de ardor. Además, la mantequilla puede contener bacterias que aumentan el riesgo de infección. Para el tratamiento de quemaduras, generalmente se recomienda sumergir inmediatamente el área quemada en agua fría, preferiblemente fría, durante al menos 30 minutos, seguido de una limpieza suave con agua y jabón y envolver el área con un paño limpio y seco para prevenir la exposición al aire. Para quemaduras más graves, es necesaria atención médica inmediata.