¿Se puede utilizar una enfermedad para combatir otra enfermedad?

Sí, en un concepto llamado terapia con fagos, los virus se pueden utilizar para combatir infecciones bacterianas. Los bacteriófagos, o fagos, son virus que infectan y matan bacterias específicamente. Se han estudiado durante más de un siglo como una posible alternativa a los antibióticos, ya que las bacterias pueden desarrollar resistencia a los antibióticos pero no a sus fagos específicos.

El uso de fagos para atacar bacterias específicas permite un tratamiento más preciso, reduciendo el riesgo de dañar bacterias beneficiosas y promoviendo el desarrollo de patógenos resistentes a los antibióticos. Algunas ventajas de la terapia con fagos incluyen:

Especificidad:cada fago se dirige a un tipo específico de bacteria, lo que permite una eliminación precisa sin afectar a otros microbios ni a la microbiota intestinal del paciente.

Acción rápida:los fagos pueden infectar y matar rápidamente las bacterias objetivo en cuestión de minutos, lo que produce un rápido alivio de los síntomas.

Adaptación evolutiva:los fagos pueden coevolucionar con las bacterias, adaptándose continuamente para contrarrestar cualquier intento de las bacterias de desarrollar resistencia.

Gama limitada de huéspedes:los fagos infectan principalmente bacterias, lo que garantiza un riesgo mínimo de efectos adversos en las células humanas u otras especies animales.

Terapia combinada:los fagos se pueden usar en combinación con otros antimicrobianos, como antibióticos, para mejorar su eficacia.

Los estudios clínicos han mostrado resultados prometedores para la terapia con fagos en diversas infecciones bacterianas, incluidas infecciones de la piel y heridas, infecciones gastrointestinales, infecciones respiratorias e incluso infecciones resistentes a los antibióticos. Es necesaria más investigación para comprender a fondo la biología de los fagos, evaluar sus efectos a largo plazo y desarrollar enfoques estandarizados para una terapia con fagos segura y eficaz.