¿Por qué los trastornos alimentarios se clasifican como problemas mentales y emocionales en lugar de sólo físicos?
Estos trastornos implican alteraciones en la conducta alimentaria y preocupación por la comida, el peso y la imagen corporal. A menudo coexisten con otros problemas de salud mental, como ansiedad, depresión, trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y trastorno dismórfico corporal.
Las personas con trastornos alimentarios pueden tener percepciones corporales distorsionadas, viéndose a sí mismas con sobrepeso incluso si tienen bajo peso. Pueden participar en una alimentación restrictiva, ejercicio excesivo o conductas de purga para controlar su peso y apariencia. Estos comportamientos no son simplemente una cuestión de elección personal o falta de fuerza de voluntad, sino más bien síntomas de un trastorno psicológico subyacente.
El tratamiento de los trastornos alimentarios suele implicar una combinación de psicoterapia, atención médica y asesoramiento nutricional. La atención se centra en abordar los problemas psicológicos y emocionales que contribuyen al trastorno, así como en controlar cualquier complicación de salud física.
Considerar los trastornos alimentarios como problemas mentales y emocionales permite un enfoque de tratamiento integral e individualizado, abordando las causas fundamentales del trastorno y promoviendo la recuperación y el bienestar a largo plazo de los afectados.