Las venas funcionan como reservorios de sangre cuando el cuerpo está en estado de reposo. Durante este tiempo, el cuerpo no requiere tanto oxígeno y nutrientes, por lo que las venas pueden almacenar parte de la sangre que de otro modo estaría circulando. Esto ayuda a mantener la presión arterial y evitar que el cuerpo se deshidrate.
Cuando el cuerpo está en un estado activo, las venas se contraen y la sangre regresa al corazón. Esto aumenta la presión arterial y ayuda a llevar oxígeno y nutrientes a los músculos y órganos.