¿Qué es la hemodilución?
Disminución de la viscosidad de la sangre para mejorar la circulación.
Aumento de la oxigenación de los tejidos.
Reducir el riesgo de coágulos de sangre.
Reponer líquidos y electrolitos perdidos
La hemodilución se utiliza a menudo en las siguientes situaciones:
Cirugía mayor: La hemodilución se puede utilizar antes, durante o después de una cirugía mayor para reducir el riesgo de pérdida de sangre y mejorar la circulación.
Trauma: La hemodilución se puede utilizar para reemplazar los líquidos y electrolitos perdidos en pacientes traumatizados.
Anemia hemolítica: La hemodilución se puede utilizar para tratar la anemia hemolítica, una afección en la que se destruyen los glóbulos rojos.
Policitemia vera: La hemodilución se puede utilizar para tratar la policitemia vera, una afección en la que la médula ósea produce demasiados glóbulos rojos.
Durante la hemodilución, la sangre de una persona se mezcla con una variedad de líquidos, que incluyen solución salina, lactato de Ringer y dextrano. La cantidad y el tipo de líquido utilizado dependerán de las necesidades individuales de cada persona.
La hemodilución puede ser una forma segura y eficaz de tratar una variedad de afecciones médicas. Sin embargo, es importante ser consciente de los riesgos potenciales asociados con la hemodilución, que incluyen:
Choque hipovolémico: Esto puede ocurrir si se elimina demasiado líquido del cuerpo.
Desequilibrios electrolíticos: Esto puede ocurrir si los líquidos utilizados para la hemodilución no contienen los mismos electrolitos que la sangre.
Infección: Esto puede ocurrir si los líquidos utilizados para la hemodilución no son estériles.
La hemodilución sólo debe realizarse bajo la supervisión de un profesional médico calificado.