El hígado es el principal órgano afectado por la hepatitis, provocando inflamación y daño a sus tejidos. Los virus de la hepatitis se pueden transmitir a través de diversas vías, incluido el contacto con sangre o fluidos corporales infectados, relaciones sexuales sin protección, compartir agujas u otra parafernalia de drogas contaminadas y, en algunos casos, a través de alimentos o agua contaminados.