Desafortunadamente, no existe cura para la infección por hepatitis B. Una vez infectado, el virus puede permanecer en el cuerpo de por vida y causar graves problemas de salud si no se trata. Sin embargo, los medicamentos antivirales pueden ayudar a controlar el virus y prevenir complicaciones. La detección y el tratamiento tempranos pueden reducir significativamente el riesgo de desarrollar daño hepático grave y mejorar los resultados de salud generales.