El momento ideal para hacerse la prueba del herpes es cuando aparecen los síntomas. Si los síntomas no aparecen, lo ideal es esperar al menos de 4 a 6 semanas después de la posible exposición para hacerse la prueba. Esto da tiempo suficiente para que el virus se replique y produzca anticuerpos detectables mediante análisis de sangre. Sin embargo, es importante consultar a un profesional de la salud para obtener consejos específicos según su situación.