El herpes se puede transmitir por contacto directo con las llagas o por contacto con fluidos corporales, como saliva o sangre. Por lo tanto, en teoría, un bebé podría contraer herpes al tomar un biberón si éste estuviera contaminado con el virus. Sin embargo, esto es poco común, ya que el virus no sobrevive bien fuera del cuerpo. Para prevenir el contagio del herpes, es importante lavarse las manos con frecuencia, evitar el contacto con personas que tengan llagas y evitar compartir objetos personales, como biberones.