Su hija tiene un pulso entre 113 y 120. Tiene 21 años y es del lado delgado. Su médico le dijo que no se preocupara a menos que se acercara a 200. ¿Le preocupa?

Es comprensible que se preocupe por el pulso de su hija, especialmente si se mantiene constantemente entre 113 y 120 latidos por minuto (lpm). Si bien esto puede parecer alto, es importante tener en cuenta que la frecuencia cardíaca normal en reposo para los adultos puede oscilar entre 60 y 100 lpm, y algunas personas, naturalmente, pueden tener una frecuencia cardíaca más alta. Además, el médico de su hija le ha aconsejado que no se preocupe a menos que su frecuencia cardíaca se acerque a 200 lpm, lo que indica que creen que su frecuencia cardíaca actual no es motivo de preocupación inmediata.

Hay algunos factores que podrían estar contribuyendo al elevado ritmo cardíaco de su hija, como la ansiedad, el estrés, el esfuerzo físico o el consumo de cafeína. Puede resultar útil controlar su frecuencia cardíaca a lo largo del tiempo y observar cualquier patrón o desencadenante que parezca afectarla. Si su frecuencia cardíaca permanece constantemente alta o experimenta algún otro síntoma preocupante, siempre es recomendable consultar con un profesional de la salud para una evaluación y orientación adicionales.

Mientras tanto, aquí tienes algunos consejos para ayudar a tu hija a controlar su frecuencia cardíaca y su bienestar general:

- Fomente la actividad física regular, como caminar, nadar o andar en bicicleta, ya que puede ayudar a fortalecer el corazón y mejorar la salud cardiovascular.

- Asegúrese de que descanse y descanse lo suficiente, ya que la falta de sueño puede aumentar la frecuencia cardíaca.

- Ayúdala a gestionar el estrés mediante técnicas de relajación como ejercicios de respiración profunda, yoga o meditación.

- Evite el exceso de cafeína y nicotina, ya que estos estimulantes pueden aumentar la frecuencia cardíaca.

- Mantenga una dieta saludable rica en frutas, verduras y cereales integrales para favorecer la salud y el bienestar general.

Si sigue estos consejos y se mantiene en contacto con su médico, podrá ayudar a su hija a cuidar la salud de su corazón y abordar cualquier inquietud que pueda surgir.