VIH y presión arterial alta:¿el vínculo?
1. Daño renal :El VIH puede afectar los riñones, provocando daños y disminución de su función. Los riñones desempeñan un papel crucial en la regulación de la presión arterial al controlar el equilibrio de líquidos y electrolitos en el cuerpo. La función renal deteriorada puede provocar retención de líquidos y aumento de los niveles de sodio, lo que contribuye a la presión arterial alta.
2. Inflamación: La inflamación crónica es una característica común de la infección por VIH. Los procesos inflamatorios en el cuerpo pueden dañar los vasos sanguíneos, haciéndolos menos flexibles y más propensos a contraerse. Este aumento de la resistencia vascular puede provocar un aumento de la presión arterial.
3. Aumento de la actividad del sistema nervioso simpático: El VIH puede afectar el sistema nervioso autónomo, provocando una hiperactividad del sistema nervioso simpático. Esto puede provocar un aumento de la frecuencia cardíaca, vasoconstricción y presión arterial elevada.
4. Ciertos medicamentos: Algunos medicamentos antirretrovirales utilizados para tratar el VIH pueden tener efectos secundarios que pueden afectar la presión arterial. Por ejemplo, los inhibidores de la proteasa y los inhibidores de la transcriptasa inversa no nucleósidos se han asociado con un mayor riesgo de hipertensión.
5. Infecciones oportunistas: Las personas que viven con el VIH tienen un mayor riesgo de desarrollar ciertas infecciones oportunistas, como el citomegalovirus (CMV) y la meningitis criptocócica. Estas infecciones pueden causar inflamación y daño a los órganos, incluidos los riñones, lo que puede contribuir a la presión arterial alta.
6. Factores de riesgo coexistentes: Las personas con VIH tienen más probabilidades de tener otros factores de riesgo de hipertensión, como obesidad, tabaquismo, consumo excesivo de alcohol e inactividad física. Estos factores, combinados con los efectos del VIH, pueden aumentar aún más la probabilidad de desarrollar presión arterial alta.
Es importante que las personas que viven con VIH sean monitoreadas periódicamente para detectar presión arterial alta y trabajar con sus proveedores de atención médica para controlar su salud cardiovascular. Las modificaciones en el estilo de vida, como mantener una dieta saludable, hacer ejercicio regularmente, controlar el peso y evitar el tabaco y el consumo excesivo de alcohol, pueden desempeñar un papel crucial en la prevención o el control de la hipertensión en personas con VIH.