La hormona del crecimiento (GH), también conocida como somatotropina, no tiene ningún efecto directo sobre el bulbo raquídeo. El bulbo raquídeo es parte del tronco del encéfalo y controla varias funciones vitales, como la respiración, la frecuencia cardíaca y la presión arterial. La GH, por otro lado, participa principalmente en el crecimiento y el desarrollo y es producida por la glándula pituitaria. Actúa sobre diversos tejidos de todo el cuerpo, favoreciendo el crecimiento de huesos y músculos y regulando el metabolismo. El bulbo raquídeo no desempeña un papel directo en estos procesos relacionados con el crecimiento.