Los médicos han utilizado la prueba del virus del papiloma humano (VPH) durante varias décadas. La primera prueba del VPH se desarrolló en la década de 1980 y se utilizó inicialmente con fines de investigación. A principios de la década de 2000, se aprobó la prueba del VPH para uso clínico y desde entonces se ha convertido en una parte integral de la detección y prevención del cáncer de cuello uterino. El uso de la prueba del VPH ha contribuido significativamente a la reducción de las tasas de incidencia y mortalidad del cáncer de cuello uterino en muchos países.