¿Existen requisitos de temperatura para el almacenamiento de sangre?

Sí, existen requisitos estrictos de temperatura para la sangre y sus componentes. Mantener la temperatura correcta es esencial para garantizar la integridad, calidad, seguridad y eficacia de la sangre para transfusiones. Los componentes sanguíneos, como los glóbulos rojos, las plaquetas y el plasma, son muy sensibles a las fluctuaciones de temperatura y deben almacenarse dentro de rangos de temperatura específicos para mantener su estructura y función.

Estos son los requisitos generales de temperatura para el almacenamiento de sangre:

1. Sangre Total:

- La sangre entera debe almacenarse entre 2°C y 6°C (36°F y 43°F).

- Debe almacenarse bajo agitación suave y continua para asegurar una distribución uniforme de los componentes y evitar la sedimentación de los glóbulos rojos.

2. Glóbulos rojos (RBC):

- Los eritrocitos se almacenan a una temperatura de 2 °C a 6 °C (36 °F y 43 °F).

- Mantener este rango de temperatura ayuda a preservar la viabilidad y funcionalidad de los glóbulos rojos durante el almacenamiento.

3. Plaquetas:

- Las plaquetas requieren un control de temperatura más estricto en comparación con la sangre total y los glóbulos rojos. Deben almacenarse a una temperatura de 20°C a 24°C (68°F y 75°F).

- La agitación constante de las unidades de plaquetas es esencial para evitar la formación de grumos y garantizar una resuspensión adecuada antes de la transfusión.

4. Plasma fresco congelado (PFC):

- El PFC se almacena a una temperatura de -18°C o menos (0°F o menos).

- Esta baja temperatura ayuda a mantener la actividad y estabilidad de los factores de coagulación y otras proteínas presentes en el plasma.

5. Crioprecipitado:

- El crioprecipitado se almacena a una temperatura de -18°C o menos (0°F o menos).

- La conservación a baja temperatura garantiza la función de los factores de coagulación y proteínas críticos en el crioprecipitado.

Es importante controlar y regular cuidadosamente la temperatura durante todo el proceso de almacenamiento de sangre, desde la recolección y el transporte hasta el almacenamiento y la distribución, para garantizar que los componentes sanguíneos cumplan con los estándares de calidad y seguridad. Las desviaciones de los rangos de temperatura recomendados pueden afectar la viabilidad, función y seguridad de la sangre para transfusión y pueden provocar resultados adversos en los pacientes.