¿Qué es responsable de defender la sangre contra los patógenos?

Los principales componentes responsables de defender la sangre y protegerla de patógenos son los glóbulos blancos, también conocidos como leucocitos. Estas células especializadas funcionan colectivamente como el sistema inmunológico del cuerpo dentro del torrente sanguíneo. Estos son los principales tipos de glóbulos blancos y sus funciones en la defensa de la sangre:

Neutrófilos:son el tipo más abundante de glóbulos blancos y actúan como la primera línea de defensa del cuerpo. Los neutrófilos son altamente fagocíticos, lo que significa que fagocitan y destruyen microorganismos dañinos, incluidas las bacterias. También liberan sustancias antimicrobianas que ayudan a matar patógenos.

Eosinófilos:los eosinófilos son menos comunes que los neutrófilos y desempeñan un papel crucial en la defensa contra las infecciones parasitarias. Pueden atacar directamente a los parásitos y liberar sustancias tóxicas que dañan las células del parásito.

Basófilos:los basófilos son el tipo menos común de glóbulos blancos y participan en reacciones alérgicas y respuestas inmunes a ciertas infecciones. Liberan histamina y otros mediadores inflamatorios, provocando vasodilatación (ensanchamiento de los vasos sanguíneos) y aumento del flujo sanguíneo al área afectada.

Linfocitos:los linfocitos son un grupo diverso de glóbulos blancos que incluyen células B, células T y células asesinas naturales (NK). Las células B producen anticuerpos que reconocen y neutralizan patógenos específicos. Las células T desempeñan un papel central en la inmunidad mediada por células, reconociendo y destruyendo células infectadas o células anormales. Las células NK pueden matar directamente las células infectadas y algunas células tumorales sin sensibilización previa.

Monocitos:Los monocitos son grandes glóbulos blancos que circulan en la sangre y luego migran a los tejidos, donde se diferencian en macrófagos. Los macrófagos son altamente fagocíticos y pueden fagocitar y destruir patógenos, células muertas y desechos extraños.

Estos glóbulos blancos trabajan juntos para brindar vigilancia inmunológica, detectar y eliminar patógenos y mantener la salud general y la integridad de la sangre.