En experimentos de genética clásica, como la ley de herencia de Mendel o el trabajo con la mosca de la fruta de Thomas Hunt Morgan, no era un requisito previo obligatorio que las generaciones parentales (P1) de hembras fueran necesariamente vírgenes. Las hembras que se han apareado previamente se han utilizado en varios estudios de genética a lo largo de los años.