¿Por qué la sangre fluye lentamente en un riñón durante el ejercicio vigoroso?

El flujo sanguíneo a los riñones disminuye durante el ejercicio vigoroso debido a varios mecanismos fisiológicos. He aquí por qué:

1. Vasodilatación periférica :Durante el ejercicio intenso, el flujo sanguíneo se dirige preferentemente a los músculos esqueléticos, el corazón y los pulmones para satisfacer las mayores demandas de oxígeno y nutrientes. Esta respuesta implica la dilatación de los vasos sanguíneos en estos tejidos, desviando la sangre de órganos no esenciales como los riñones.

2. Activación del sistema nervioso simpático :El sistema nervioso simpático, que regula muchas funciones involuntarias, se activa durante el ejercicio. La estimulación simpática provoca vasoconstricción en las arterias renales, lo que reduce el flujo sanguíneo a los riñones. Esta vasoconstricción ayuda a mantener la presión arterial y priorizar el flujo sanguíneo a los músculos activos.

3. Activación del sistema renina-angiotensina-aldosterona (SRAA) :El ejercicio desencadena la activación del RAAS, una vía hormonal que regula la presión arterial y el equilibrio de líquidos. La activación del SRAA conduce a una mayor producción de angiotensina II, un potente vasoconstrictor que provoca la constricción de las arterias renales, lo que reduce aún más el flujo sanguíneo a los riñones.

4. Aumento de la presión intratorácica :El ejercicio vigoroso puede provocar un aumento de la presión intratorácica, lo que puede comprimir las venas renales e impedir el flujo de sangre de regreso al corazón desde los riñones. Esto puede contribuir aún más a la reducción del flujo sanguíneo renal.

5. Redistribución del volumen de sangre :Durante el ejercicio, hay una redistribución del volumen sanguíneo, con un desplazamiento de líquido de la región esplácnica (abdominal) a los músculos activos. Esta redistribución puede provocar una disminución en la cantidad de sangre disponible para circular hacia los riñones.

6. Autorregulación del flujo sanguíneo renal :Los riñones tienen mecanismos intrínsecos que ayudan a mantener un flujo sanguíneo estable en un rango de presiones de perfusión. Durante el ejercicio vigoroso, esta respuesta autorreguladora puede ser anulada por demandas homeostáticas más importantes del cuerpo, lo que lleva a una reducción del flujo sanguíneo renal.

Es importante señalar que la disminución del flujo sanguíneo renal durante el ejercicio suele ser transitoria y reversible. Una vez finalizado el ejercicio, el flujo sanguíneo a los riñones vuelve a niveles normales. Esto asegura que los riñones puedan continuar realizando sus funciones vitales de filtrar productos de desecho y mantener el equilibrio de líquidos y electrolitos.