¿Por qué la esclerosis múltiple afecta el potencial de acción?

La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunológico ataca el material aislante (mielina) que rodea las células nerviosas del cerebro y la médula espinal. Esto puede dañar las propias células nerviosas y causar una variedad de síntomas, incluidos problemas con el movimiento, la sensación, la visión y el habla.

Una de las formas en que la EM puede dañar las células nerviosas es interrumpiendo la propagación de los potenciales de acción. Los potenciales de acción son señales eléctricas que viajan a lo largo de los axones de las neuronas (células nerviosas). Cuando un potencial de acción llega al final de un axón, provoca la liberación de neurotransmisores, que son sustancias químicas que transmiten señales entre neuronas.

En la EM, la mielina dañada puede impedir que los potenciales de acción viajen suavemente a lo largo de los axones de las neuronas. Esto puede provocar una serie de problemas, entre ellos:

* Conducción nerviosa lenta: Los potenciales de acción viajan más lentamente a lo largo de los axones dañados, lo que puede provocar problemas de movimiento, sensación y visión.

* Conducción nerviosa interrumpida: Es posible que los potenciales de acción no puedan viajar en absoluto a lo largo de los axones dañados, lo que puede provocar una pérdida total de función en las áreas afectadas del cerebro y la médula espinal.

* Conducción nerviosa ectópica: Los potenciales de acción pueden viajar a lo largo de vías anormales, lo que puede provocar espasmos, temblores y otros problemas de movimiento.

Los síntomas de la EM pueden variar ampliamente según la gravedad del daño a las células nerviosas y la ubicación de las lesiones en el cerebro y la médula espinal. Es posible que algunas personas con EM solo presenten síntomas leves que no interfieran con sus actividades diarias, mientras que otras pueden tener síntomas graves que les hagan difícil o imposible caminar, hablar o ver.

No existe cura para la EM, pero existen tratamientos que pueden ayudar a retardar la progresión de la enfermedad y controlar los síntomas. Estos tratamientos incluyen medicamentos, fisioterapia, terapia ocupacional y logopedia.