¿Cómo se diagnostica la dispraxia?

El diagnóstico de dispraxia implica un enfoque multidisciplinario que generalmente incluye una combinación de evaluaciones, observaciones y evaluaciones realizadas por profesionales de la salud, como pediatras del desarrollo, terapeutas ocupacionales, psicólogos o neurólogos. Estos son los pasos clave involucrados en el diagnóstico de dispraxia:

1. Evaluación inicial:

- Los padres o cuidadores pueden expresar sus inquietudes sobre las habilidades motoras, la coordinación y las dificultades de aprendizaje del niño a un pediatra o proveedor de atención médica primaria.

2. Historia del desarrollo:

- El profesional de la salud realiza un historial detallado del desarrollo, que incluye información sobre los hitos motores del niño, el desarrollo del habla, las interacciones sociales y cualquier inquietud sobre el desarrollo.

3. Examen físico y neurológico:

- Se realiza un examen físico y neurológico para descartar cualquier condición médica subyacente que pueda contribuir a las dificultades del niño.

4. Pruebas estandarizadas:

- Se pueden administrar evaluaciones o pruebas de desarrollo estandarizadas para evaluar las habilidades motoras, la coordinación, las habilidades cognitivas y el lenguaje del niño. Estas pruebas ayudan a cuantificar las fortalezas y debilidades del niño.

5. Evaluación de Terapia Ocupacional:

- Un terapeuta ocupacional realiza una evaluación integral para evaluar las habilidades motoras, la coordinación, el procesamiento sensorial y las habilidades de autocuidado del niño. La evaluación implica observaciones del desempeño del niño en diversas tareas y puede incluir evaluaciones estandarizadas específicas de las habilidades motoras.

6. Evaluación Psicológica y Educativa:

- Un psicólogo o especialista en educación podrá realizar valoraciones para evaluar las capacidades cognitivas, las dificultades de aprendizaje y el bienestar emocional del niño. Esto ayuda a identificar cualquier condición concurrente que pueda afectar el desarrollo del niño.

7. Diagnóstico diferencial:

- Los profesionales sanitarios trabajan juntos para descartar otras enfermedades con síntomas similares, como la parálisis cerebral, el trastorno del espectro autista o el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).

8. Discusión y diagnóstico en equipo:

- El equipo de profesionales implicados en la evaluación del niño se reúne para discutir los hallazgos, colaborar en un diagnóstico y desarrollar un plan de intervención individualizado.

9. Participación de padres e hijos:

- Los padres y el niño participan activamente en el proceso de diagnóstico, aportando sus conocimientos y experiencias para contribuir a una evaluación precisa.

10. Seguimiento y Monitoreo:

- Se recomiendan citas de seguimiento periódicas y un seguimiento continuo para seguir el progreso del niño y ajustar el plan de intervención según sea necesario.

Es importante tener en cuenta que el proceso de diagnóstico de la dispraxia puede variar según el sistema de salud, la edad del niño y la disponibilidad de especialistas. La identificación y el diagnóstico tempranos son cruciales para brindar intervenciones y apoyo adecuados para ayudar a las personas con dispraxia a superar sus desafíos.