¿Qué tan común es una embolia pulmonar?
1. Prevalencia :
- En la población general, se estima que la prevalencia de EP es de entre 1 y 2 casos por cada 1.000 personas.
- Sin embargo, la prevalencia es mayor en ciertos grupos de alto riesgo, como personas con antecedentes de trombosis venosa profunda (TVP), cirugía reciente, inmovilización prolongada o ciertas afecciones médicas (p. ej., cáncer, insuficiencia cardíaca).
2. Incidencia :
- Se estima que la incidencia anual de EP es de aproximadamente 1 a 2 casos por cada 1.000 personas en la población general.
- Una vez más, la incidencia es mayor en los grupos de alto riesgo y puede llegar a 5-10 casos por 1.000 personas por año.
- La incidencia de EP aumenta con la edad y afecta con mayor frecuencia a personas mayores.
- La EP ocurre con mayor frecuencia en mujeres que en hombres, particularmente durante el embarazo y el posparto.
3. Factores de riesgo :
- Varios factores pueden aumentar el riesgo de desarrollar una embolia pulmonar, entre ellos:
- Trombosis venosa profunda (TVP)
- Cirugía o traumatismo reciente.
- Inmovilización prolongada
- Ciertas condiciones médicas (por ejemplo, cáncer, insuficiencia cardíaca, enfermedad pulmonar crónica)
- Obesidad
- Embarazo y posparto
- Terapia de reemplazo hormonal
- Fumar
- Ciertos trastornos genéticos
4. Síntomas :
- La EP puede presentarse con una variedad de síntomas, que pueden variar según el tamaño y la ubicación del coágulo. Los síntomas comunes incluyen:
- Dificultad para respirar
- Dolor o malestar en el pecho.
- Tos (a veces con sangre)
- Ritmo cardíaco rápido
- Aturdimiento o mareos
- Hinchazón o dolor en las piernas (si está asociado con TVP)
Es importante tener en cuenta que la EP a veces puede ocurrir sin síntomas perceptibles, lo que se conoce como embolia pulmonar silenciosa.
5. Diagnóstico y Tratamiento :
- El diagnóstico de EP generalmente implica una combinación de evaluación clínica, pruebas de imagen (como angiografía pulmonar por TC o gammagrafía de ventilación-perfusión) y análisis de sangre.
- El tratamiento para la EP generalmente implica medicamentos anticoagulantes para prevenir una mayor formación de coágulos sanguíneos y disolver los coágulos existentes. En casos graves, pueden ser necesarias terapias o procedimientos adicionales.