Los nemátodos, también conocidos como nematodos, no tienen un sistema respiratorio distinto. En cambio, dependen de la difusión de gases directamente a través de la piel o la cutícula. Dado que suelen ser organismos pequeños y tienen una relación superficie-volumen relativamente alta, la difusión es suficiente para satisfacer sus necesidades de oxígeno. El oxígeno absorbido a través de su piel llega directamente a los tejidos internos y de la misma forma se libera dióxido de carbono. Este mecanismo respiratorio es común entre invertebrados más simples y pequeños como los nematodos.