Si el nodo SA está dañado, el ritmo nodal es suficiente para mantener la vida.
Si el nódulo SA está dañado o no funciona correctamente, puede afectar la capacidad del corazón para generar y mantener un ritmo regular. El corazón puede desarrollar varios tipos de arritmias, como bradicardia (frecuencia cardíaca lenta), taquicardia (frecuencia cardíaca rápida) o latidos cardíacos irregulares.
Sin embargo, es fundamental comprender que el corazón tiene mecanismos de respaldo inherentes para garantizar la continuidad de los impulsos eléctricos y las contracciones del corazón incluso si el nódulo SA está comprometido. Estos mecanismos involucran otros tejidos especializados, como el nódulo auriculoventricular (nódulo AV) y el sistema de His-Purkinje.
En los casos en que el nódulo SA está dañado, el nódulo AV puede asumir la función de generar impulsos eléctricos y coordinar las contracciones del corazón. Si bien este mecanismo compensatorio puede mantener la vida, puede resultar en una frecuencia cardíaca más lenta en comparación con el ritmo normal generado por el nódulo SA.
Sin embargo, si tanto el nódulo SA como el nódulo AV no funcionan correctamente, la conducción eléctrica del corazón puede verse gravemente afectada. Esta afección, conocida como bloqueo cardíaco completo, puede provocar bradicardia potencialmente mortal y puede requerir la implantación de un marcapasos para regular la frecuencia cardíaca y mantener un gasto cardíaco adecuado.
Por lo tanto, si bien la presencia de marcapasos alternativos puede proporcionar cierto grado de capacidad de soporte vital en caso de daño al nódulo SA, el impacto general sobre la función del corazón y la salud a largo plazo depende de la magnitud del daño y de la capacidad de otros tejidos marcapasos para compensar eficazmente la pérdida de la función del nodo SA.