Un brote o ataque de artritis reumatoide (AR) puede variar en duración. Dependiendo de la gravedad y las circunstancias individuales, puede durar desde unos pocos días hasta varias semanas o incluso meses. Factores como la salud general de la persona, el cumplimiento del tratamiento y la actividad de la enfermedad pueden influir en la duración y la intensidad de un episodio de AR. Durante un brote, las personas pueden experimentar un aumento del dolor en las articulaciones, hinchazón, rigidez y movilidad reducida. Si los síntomas persisten o empeoran, es importante consultar a un profesional de la salud para realizar ajustes adecuados en el tratamiento y el manejo para aliviar el brote.