Sí, los huesos de los bebés son más blandos que los de los adultos porque contienen más agua y menos calcio. Cuando nace un bebé, su esqueleto está formado aproximadamente por un 90% de agua y un 10% de minerales, incluido el calcio. A medida que el bebé crece, los huesos se vuelven gradualmente más mineralizados y menos flexibles, hasta que alcanzan la dureza y fuerza de un adulto alrededor de los 25 años.