¿Qué causa la viremia?

La viremia se refiere a la presencia de virus en el torrente sanguíneo. Varios factores pueden contribuir al desarrollo de la viremia:

Infección primaria: Cuando un individuo contrae una infección viral por primera vez, el virus ingresa al cuerpo a través de diversas vías, como gotitas respiratorias, contacto con la piel o picaduras de insectos. El virus se replica dentro de las células huésped y puede ingresar al torrente sanguíneo, provocando viremia primaria.

Reactivación de Virus Latentes: Algunos virus pueden establecer infecciones latentes, donde permanecen latentes dentro de las células huésped sin causar síntomas. Factores como el estrés, la inmunosupresión o los cambios hormonales pueden desencadenar la reactivación de virus latentes, lo que lleva a una replicación renovada y al potencial de viremia. Por ejemplo, el virus del herpes simple (VHS) puede reactivarse periódicamente, lo que provoca brotes recurrentes de herpes oral o genital acompañados de viremia.

Inmunodeficiencia: Las personas con sistemas inmunológicos debilitados, como aquellas con VIH/SIDA, receptores de trasplantes de órganos o pacientes con cáncer sometidos a quimioterapia, son más susceptibles a desarrollar viremia. Las respuestas inmunitarias deterioradas permiten la replicación y diseminación viral incontrolada por todo el cuerpo.

Pos-transfusión o trasplante de órganos: Las transfusiones de sangre o los trasplantes de órganos pueden transmitir virus de los donantes a los receptores. Si el donante está infectado con un virus, el receptor puede experimentar viremia durante o después del procedimiento. Los estrictos protocolos de detección y pruebas tienen como objetivo minimizar el riesgo de viremia relacionada con transfusiones o trasplantes.

Infecciones por arbovirus: Los arbovirus son virus transmitidos por artrópodos, como mosquitos, garrapatas o flebótomos. Los virus transmitidos por mosquitos, como el virus del dengue, el virus de la fiebre amarilla y el virus chikungunya, pueden causar viremia como parte de su ciclo de replicación, lo que provoca síntomas como fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular y sarpullido.

Evolución viral y mutaciones: Algunos virus tienen la capacidad de mutar rápidamente, lo que puede dar lugar a la aparición de nuevas cepas o variantes con mayor transmisibilidad, eficiencia de replicación o capacidades de evasión inmune. Estas mutaciones pueden contribuir a un aumento de la viremia y a resultados potencialmente más graves de la enfermedad.

Es importante señalar que la presencia de viremia no siempre indica una enfermedad grave. Algunas personas pueden experimentar viremia transitoria sin desarrollar síntomas perceptibles, mientras que otras pueden presentar síntomas graves y requerir intervención médica. El tipo de virus, la respuesta inmune del huésped y el estado de salud general desempeñan papeles cruciales en la determinación de las consecuencias de la viremia.