¿Cuál es el objetivo de una endodoncia?

Un tratamiento de conducto es un procedimiento dental que se utiliza para tratar un diente gravemente dañado o infectado. El objetivo de una endodoncia es eliminar la pulpa infectada o dañada, aliviar el dolor, prevenir la propagación de la infección y salvar el diente.

La pulpa es el tejido blando dentro del diente que contiene nervios, vasos sanguíneos y tejido conectivo. Cuando la pulpa se daña o se infecta, puede provocar varios problemas dentales, como:

- Dolor de muelas intenso

- Sensibilidad a las temperaturas frías o calientes.

- Hinchazón y sensibilidad en las encías.

- Un grano persistente o recurrente en las encías.

- Decoloración del diente afectado.

Un tratamiento de conducto implica varios pasos:

1. Diagnóstico:El dentista examina el diente y realiza pruebas, como radiografías, para determinar el alcance del daño o la infección.

2. Anestesia:Se utiliza anestesia local para adormecer el área alrededor del diente afectado, asegurando que el procedimiento sea indoloro.

3. Acceso a la pulpa:el dentista crea un pequeño orificio de acceso en la superficie del diente para llegar a la cámara pulpar.

4. Extracción de la pulpa:Se utilizan instrumentos dentales especializados para eliminar la pulpa infectada o dañada de la cámara pulpar y los conductos radiculares.

5. Limpieza y modelado:El dentista limpia a fondo la cámara pulpar y los conductos radiculares, eliminando cualquier residuo o bacteria restante. Los canales tienen forma para prepararlos para el llenado.

6. Relleno:Los canales limpios y moldeados se rellenan con un material biocompatible llamado gutapercha para sellarlos y prevenir futuras infecciones.

7. Restauración del diente:En la mayoría de los casos, se coloca una corona o un empaste sobre el diente tratado para restaurar su fuerza y ​​función. Este paso es crucial para la protección a largo plazo del diente.

Un tratamiento de conducto es una opción de tratamiento exitosa que puede aliviar el dolor, preservar el diente natural y prevenir la propagación de infecciones. Los chequeos dentales regulares y las buenas prácticas de higiene bucal pueden ayudar a prevenir la necesidad de un tratamiento de conducto.