¿Cuáles son los efectos secundarios al inhalar amoníaco y lejía?
- Problemas respiratorios: El amoníaco y la lejía pueden causar irritación y daño a los pulmones, provocando tos, sibilancias, falta de aire y dificultad para respirar. La exposición grave puede provocar el síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA), una afección potencialmente mortal.
- Irritación ocular: El amoníaco y la lejía pueden causar irritación ocular grave, enrojecimiento, dolor y daño a la córnea. En casos extremos, puede provocar una pérdida permanente de la visión.
- Irritación de la piel: El amoníaco y la lejía pueden provocar irritación de la piel, enrojecimiento, quemaduras y ampollas. El contacto directo con estas sustancias puede provocar quemaduras químicas y daños en la piel.
- Problemas gastrointestinales: Si se ingiere, el amoníaco y la lejía pueden provocar náuseas, vómitos, dolor abdominal y diarrea. La exposición grave puede provocar hemorragia y daños gastrointestinales.
- Efectos neurológicos: Los niveles elevados de amoníaco y lejía pueden provocar efectos neurológicos como mareos, dolores de cabeza, confusión y convulsiones. En casos graves, puede provocar coma e incluso la muerte.
- Otros efectos sistémicos: El amoníaco y la lejía también pueden afectar otras partes del cuerpo, como los riñones, el hígado y la sangre. La exposición prolongada a estas sustancias puede provocar daños y fallos en los órganos.
Es importante señalar que la gravedad de los efectos secundarios depende de la concentración de las sustancias inhaladas, la duración de la exposición y la sensibilidad individual. Si experimenta alguno de estos efectos secundarios después de inhalar amoníaco o lejía, busque atención médica de inmediato.