No, los bebés no flotan en el útero. Están suspendidos en líquido amniótico, que les sirve de cojín y los protege de lesiones. Mientras el bebé flota, no flota libremente en el líquido. En cambio, se mantiene en su lugar gracias al cordón umbilical, que lo conecta a la placenta y le proporciona oxígeno y nutrientes.