Es normal que las niñas recién nacidas tengan una pequeña cantidad de sangrado vaginal en los primeros días después del nacimiento. Esto se debe a la retirada de las hormonas de la madre, que apoyaban el crecimiento del útero y la vagina del bebé durante el embarazo. El sangrado suele durar unos días y no es motivo de preocupación. Sin embargo, si el sangrado es abundante o continúa durante más de una semana, es importante consultar a un médico para descartar cualquier problema subyacente.