El término "sexo débil" se ha utilizado tradicionalmente para referirse a las mujeres, lo que implica que las mujeres son física y/o emocionalmente más débiles que los hombres. Muchos consideran que este término es ofensivo y obsoleto, ya que perpetúa los estereotipos de género y refuerza los roles de género dañinos. Es importante reconocer que el género no determina las fortalezas o debilidades, y que los individuos deben ser evaluados en función de sus cualidades, habilidades y fortalezas individuales.