Los abusadores rara vez abusan de sus víctimas en lugares públicos donde hay testigos. Lo más habitual es que el abuso se produzca a puerta cerrada, a menudo dentro del hogar o en otros lugares privados. Los abusadores pueden elegir estos entornos apartados para ejercer poder y control sobre sus víctimas sin temor a ser vistos o intervenidos por otros. Los testigos de abusos pueden desempeñar un papel vital a la hora de apoyar a las víctimas e intervenir en situaciones de peligro, razón por la cual los perpetradores tienden a evitar los lugares públicos durante los incidentes de abuso.