Disciplinar a los niños pequeños:¿tiempo dentro o fuera?

Cuando se trata de disciplinar a los niños pequeños, existen dos enfoques principales:tiempo de entrada y tiempo de salida. Si bien ambos métodos pueden ser efectivos, funcionan de manera diferente y pueden ser más apropiados para diferentes situaciones.

Tiempo de entrada:

El tiempo de internación implica sacar al niño de la situación que está causando el problema y colocarlo en un ambiente tranquilo y seguro donde pueda reflexionar sobre su comportamiento. El objetivo del time-in es enseñar al niño a controlar sus emociones y aprender de sus errores.

Tiempo de espera:

El tiempo de espera implica sacar al niño de la situación y colocarlo en una habitación o espacio separado durante un período breve. El objetivo del tiempo fuera es darle al niño una consecuencia por su comportamiento y enseñarle que ciertos comportamientos son inaceptables.

¿Qué enfoque es mejor?

El mejor enfoque para disciplinar a los niños pequeños depende de cada niño y de la situación específica. Algunos niños pueden responder mejor al tiempo de entrada, mientras que otros pueden responder mejor al tiempo de espera. Es importante considerar la edad, la etapa de desarrollo y el temperamento del niño al elegir un método disciplinario.

Consideraciones adicionales

Además de elegir el enfoque correcto, hay algunas otras cosas que se deben tener en cuenta al disciplinar a los niños pequeños:

Sea coherente. La disciplina más eficaz es la disciplina constante. Esto significa que siempre debes responder al mismo comportamiento de la misma manera.

Sea firme pero gentil. La disciplina debe ser firme, pero también gentil. Quiere enseñarle a su hijo el bien y el mal, pero no quiere que se sienta mal consigo mismo.

Elogie el buen comportamiento. Cuando su hijo se porte bien, asegúrese de elogiarlo. Esto les ayudará a comprender lo que usted espera de ellos y a seguir comportándose bien.

Nunca uses castigo físico. El castigo físico nunca es una forma aceptable de disciplina. Puede provocar problemas graves, como aumento de la agresividad, ansiedad y depresión.