¿Pueden los hogares de ancianos rechazar a un paciente con problemas de conducta?

Los hogares de ancianos pueden rechazar a pacientes con problemas de conducta si el comportamiento del paciente representa un riesgo para la salud o la seguridad de otros residentes o del personal. Esto incluye cualquier comportamiento que sea física o verbalmente agresivo, disruptivo o problemático de otro modo. Los hogares de ancianos son responsables de brindar un ambiente seguro y de apoyo para todos sus residentes, y tienen derecho a negar la admisión a cualquier persona que crean que puede ser un peligro para los demás.

Antes de que un asilo de ancianos pueda rechazar a un paciente, debe realizar una evaluación del comportamiento del paciente y determinar si representa un riesgo para los demás. Esta evaluación debe basarse en el historial de comportamiento del paciente, así como en cualquier observación del comportamiento del paciente durante el proceso de admisión. Si el asilo de ancianos determina que el comportamiento del paciente es un riesgo para los demás, puede negarle la admisión.

Los hogares de ancianos no están obligados a proporcionar adaptaciones o modificaciones específicas para pacientes con problemas de conducta. Sin embargo, se les anima a trabajar con los pacientes para desarrollar planes para controlar su comportamiento. Esto puede incluir proporcionar medicamentos, terapia u otros servicios. Si el comportamiento del paciente no mejora, es posible que el asilo de ancianos tenga que poner fin a la estancia del paciente.

A continuación se muestran algunos ejemplos específicos de comportamientos que los hogares de ancianos pueden considerar un riesgo para los demás:

* Agresión física, como golpes, patadas o empujones.

* Agresión verbal, como gritar, maldecir o amenazar.

* Comportamiento perturbador, como deambular, gritar o hacer ruido excesivo

* Destrucción de propiedad, como romper muebles o arrojar objetos.

* Comportamiento autolesivo, como cortarse o rascarse.

* Mala conducta sexual

Los hogares de ancianos tienen la responsabilidad de brindar un entorno seguro y de apoyo para todos sus residentes. Tienen derecho a negar la admisión a pacientes con problemas de conducta que representen un riesgo para los demás.