Si bien algunas personas pueden experimentar cambios emocionales temporales, especialmente durante las primeras etapas de dejar de fumar, estos sentimientos generalmente no son duraderos ni permanentes. Si alguien siente tristeza persistente o cualquier síntoma emocional preocupante después de dejar de fumar, se recomienda que hable sobre estos sentimientos con un profesional de la salud o busque apoyo de salud mental, en lugar de atribuir esta tristeza únicamente a su decisión de dejar de fumar.