Se descubrió que la escasez y la mala calidad del agua causaban el 1,4% de las muertes a nivel mundial cada año, alrededor de 3,1 millones de muertes; poco más de la mitad de ellas estaban relacionadas con la diarrea y el resto, muertes por infecciones (como la disentería) o exposición crónica al arsénico y fluorosis, según un artículo publicado en _PNAS_ (Proceedings of the National Academy of Sciences), una revista científica multidisciplinaria revisada por pares de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.