La razón principal por la que los pezones se endurecen cuando hace frío es por la contracción de los músculos debajo de la piel. Cuando los músculos se contraen, se acortan, lo que provoca que el pezón se erija. Este es un reflejo natural que ayuda a mantener el cuerpo caliente al preservar el calor y proteger el tejido sensible del pezón contra daños. Otra posible razón de la dureza del pezón en climas fríos se debe a la liberación de hormonas como la adrenalina, que puede provocar que los músculos se contraigan. Además, las temperaturas frías pueden hacer que los vasos sanguíneos se contraigan, lo que puede restringir el flujo sanguíneo a los pezones y hacer que se pongan pálidos o incluso de color azulado.