Si bien es extremadamente raro, se han realizado reemplazos de rodilla en niños en circunstancias excepcionales, como traumatismos graves o determinadas afecciones ortopédicas. Por lo general, estas cirugías solo se consideran cuando los tratamientos conservadores han fallado y el niño experimenta dolor y deterioro significativos. La decisión de realizar un reemplazo de rodilla en un niño la toma un equipo de especialistas, incluidos ortopedistas pediátricos, que evalúan cuidadosamente los riesgos y beneficios de la cirugía. Los resultados a largo plazo de los reemplazos de rodilla en niños aún se están estudiando, pero las investigaciones sugieren que pueden proporcionar un alivio significativo del dolor y una mejor función.