Por lo general, los pacientes permanecen en el hospital entre 1 y 2 noches después de realizar un procedimiento LEAP. Esto permite al equipo médico controlar de cerca el progreso del paciente y asegurarse de que se esté recuperando bien. Durante este tiempo, el paciente puede recibir analgésicos, antibióticos y otros medicamentos según sea necesario. También serán monitoreados para detectar cualquier signo de complicaciones, como infección o sangrado. Una vez que el equipo médico esté satisfecho de que el paciente se está recuperando bien, será dado de alta a casa con instrucciones sobre cómo cuidarse durante el proceso de curación.