Cuando una persona respira, los pulmones absorben oxígeno que las células utilizan para llevar a cabo el proceso.
Durante la respiración celular, el oxígeno se utiliza como aceptor final de electrones en la cadena de transporte de electrones, que es una serie de complejos proteicos ubicados en la membrana mitocondrial interna. A medida que los electrones atraviesan estos complejos, su energía se utiliza para bombear protones a través de la membrana, creando un gradiente de protones. Este gradiente impulsa la síntesis de ATP mediante un proceso llamado fosforilación oxidativa.
La ecuación química general para la respiración celular es:
C6H12O6 (glucosa) + 6O2 (oxígeno) → 6CO2 (dióxido de carbono) + 6H2O (agua) + energía (como ATP)
Además, durante la respiración celular, otros nutrientes como carbohidratos, grasas y proteínas también pueden descomponerse y utilizarse como fuentes de energía. Sin embargo, el proceso básico de utilización de oxígeno para generar ATP sigue siendo el mismo.