En general, se recomienda no meterse en una piscina con tubos en los oídos. El agua puede entrar en las trompas y causar dolor, infección o daño. Si debe entrar a la piscina, puede usar tapones para los oídos o una diadema de nadador con tapones para los oídos para ayudar a mantener el agua afuera. Asegúrese de quitárselos tan pronto como termine de nadar y de secarse bien los oídos. También es una buena idea hablar con su médico antes de meterse en la piscina para asegurarse de que sea seguro para usted.