¿Qué es la osiculoplastia?
La osiculoplastia se realiza para mejorar la audición en personas con pérdida auditiva conductiva, causada por problemas en el oído medio. La pérdida de audición conductiva puede ser el resultado de diversas afecciones, como infecciones crónicas del oído, traumatismos, malformaciones congénitas u otosclerosis, una afección caracterizada por un crecimiento anormal de los huesos en el oído medio.
Durante la osiculoplastia, el cirujano puede reparar o reemplazar los huesecillos dañados o malformados con diversos materiales, que incluyen:
1. Autoinjertos:Son injertos de hueso o cartílago tomados de otra parte del cuerpo del paciente, como la costilla o el cartílago de la oreja.
2. Homoinjertos:Son injertos de hueso o cartílago extraídos de un donante fallecido.
3. Aloinjertos:Son implantes artificiales elaborados a partir de materiales como titanio, hidroxiapatita o plásticos biocompatibles.
La elección del material depende de la afección específica que se esté tratando y de la preferencia del cirujano. El procedimiento suele implicar una pequeña incisión detrás de la oreja para acceder al oído medio.
Los objetivos de la osiculoplastia son:
1. Mejorar la audición restableciendo la transmisión adecuada de las vibraciones del sonido al oído interno.
2. Abordar la causa subyacente de la pérdida auditiva conductiva.
3. Preservar o mejorar la función de las estructuras auditivas restantes.
La osiculoplastia generalmente se considera un procedimiento quirúrgico seguro y eficaz, pero como cualquier cirugía, conlleva algunos riesgos y posibles complicaciones. Estos incluyen infección, sangrado, daño a las estructuras circundantes y pérdida auditiva persistente.
La tasa de éxito de la osiculoplastia varía según el caso individual, la afección subyacente que se trata y la experiencia del cirujano. En la mayoría de los casos, la osiculoplastia puede mejorar significativamente la audición y restaurar la función auditiva normal.