¿Puede una mala infancia provocar demencia?

Existe evidencia que sugiere que las experiencias infantiles adversas pueden contribuir a un mayor riesgo de demencia en la vejez. Los estudios han encontrado que las personas que experimentaron abuso, negligencia u otros eventos traumáticos en la niñez tenían más probabilidades de desarrollar demencia en comparación con aquellos sin tales experiencias. Los mecanismos que vinculan la adversidad infantil con la demencia no se comprenden completamente, pero se cree que el estrés crónico y la desregulación del eje hipotalámico-pituitario-suprarrenal (HPA) pueden desempeñar un papel. Estas experiencias pueden alterar la estructura y función del cerebro y pueden aumentar la vulnerabilidad a desarrollar enfermedades neurodegenerativas en el futuro. Sin embargo, es importante señalar que la adversidad infantil no conduce de manera determinista a la demencia, y no todos los individuos que experimentan dicha adversidad desarrollarán un deterioro cognitivo. Es un fenómeno complejo al que contribuyen múltiples factores y diferencias individuales. No obstante, prevenir y abordar las adversidades infantiles podrían ser formas importantes de reducir el riesgo de demencia en el futuro.