Si bien la lectura puede contribuir al desarrollo de la inteligencia fluida, es importante tener en cuenta que la inteligencia fluida es en gran medida genética y está influenciada por varios factores. La lectura ayuda a exponer a las personas a nuevas ideas, conceptos e información, estimulando los procesos cognitivos y mejorando las habilidades de pensamiento crítico. Sin embargo, no es el único determinante de la inteligencia fluida. Una combinación de factores genéticos, experiencias diversas y desafíos cognitivos constantes juega un papel importante en el desarrollo y mantenimiento de la inteligencia fluida.